Elegía para Brunilda García Imprimir
Escrito por Eduardo Villanueva Muñoz   
Lunes, 06 de Marzo de 2017 00:04

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La patria se queda sin Bruni cerca, pero no sin ella, la gente que se entregan sin esperar nada a cambio, más que la alegría de dar amor sin reservas, nunca se va, se quedan en la memoria agradecida de quien los recibió.

 

No puedo escribir sobre la muerte cuando estoy frente a una guerrera de la vida. No puedo pensar que la biología termina con la presencia de una fuerza vital que pugna por ser eterna. No creo justo que alguien se sienta con poder para decidir cuándo apaga la luz de la vida en la capsula que es el cuerpo, de alguien que piensa que vale la pena vivir para seguir creando, para seguir soñando, para seguir amando. Por eso siento que cuando escribo sobre la vida de Brunilda García, no me está permitido decir que es un in memorian, como si fuera una necrología. No se puede escribir sobre la partida de quien se queda en el recuerdo amado de los que la quisieron y ella los quiso, hasta más allá de lo infinito. La patria se queda sin Bruni cerca, pero no sin ella, la gente que se entregan sin esperar nada a cambio, más que la alegría de dar amor sin reservas, nunca se va, se quedan en la memoria agradecida de quien los recibió.

Hay la tentación egoísta de resentir que gente valiosa termine la existencia física. Pero también hay que saber que esas personalidades que son como un imperativo categórico, paradigmas de la entrega, no deben vivir de manera indigna, sufriendo fuertes angustias y disminuidos en sus capacidades. No merecen ser objeto de dolores ilimitados, no pueden ver restringidas sus facultades intelectuales y espirituales, porque el llanto del alma que los oprime, cuando ya no pueden dar, los ahogaría en su afán por vivir para entregarse a los demás. Por eso tenemos que aprender a soltar, a dejar ir, incluyendo uno mismo, la propia vida cuando ya no seamos capaces de vivir al nivel que hemos querido y al cual hemos acostumbrado a otros, recibir nuestra entrega.

Bruni se transubstanció casi cuando quiso, por que resistió hasta que ya no pudo dar más amor. Nos deja su creación dramática, sus poemas, sus canciones su apoyo a los artistas su compromiso con WIPR, su lucha por los presos políticos y su defensa de los derechos humanos. Queda su ejemplo de entrega, de valor y sacrificio en la mejor tradición Albizuista. Queda su energía preclara diciendo: “No se rindan, defiendan la patria, cuiden nuestro idioma, protejan los estudiantes y a los obreros. No doblen cabeza, piensen que el triunfo es de los que luchan y los que se entregan a la defensa de valores trascendentes. Quienes actúen frente al dolor de la patria, pusilánimamente, son indignos de soñar y construir una patria libre”. Nosotros en el CDHPR aprendimos y vivimos ese legado con ella para la patria y para la posteridad…


Eduardo Villanueva Muñoz
Portavoz: Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico.