A cien años y aún mantiene vigencia: El Estado y la Revolución de V.I. Lenin Imprimir
Escrito por Ángel Pérez Soler / Copresidente del MINH   
Martes, 15 de Agosto de 2017 22:25

lenin_discurso

A cien años de la primera revolución conducida por trabajadores es meritorio analizar y revisitar los textos que dieron vida al trabajo intelectual que intentó el cambio del capitalismo al comunismo.

 

 


Como en todo proceso se cometieron errores, los cuales deben ser motivo de discusión y análisis para futuros ensayos de la nueva política que ha de cambiar el rumbo de la pobreza por el de la prosperidad. Esa debe ser la aspiración de todos aquellos que luchan, pero para eso es importante conocer lo que ya se ha adelantado con el fin de no caer en errores del pasado. Entre los meses de agosto a septiembre de 1917, Vladimir Lenin escribió lo que entendía que era la ruta más segura para la transición del capitalismo al comunismo. En vías de conmemorar el 100 aniversario de este ensayo, compartimos un resumen de la propuesta de transición que Lenin presentó en El Estado y la Revolución [1].

El folleto de la mano de Lenin, es una contestación a los anarquistas en pleno debate sobre qué hacer con el Estado en el desarrollo de un gobierno de trabajadores. Lenin inicia contestando una pregunta sencilla  ¿Qué es el Estado? El autor utiliza a Engels para establecer que el Estado es una fuerza que brota de la sociedad, pero que se sitúa por encima de ella y que se divorcia cada vez más de la misma. (Pp. 9) Este divorcio se debe a que la sociedad se halla dividida en clases enemigas y que además de ser enemigas son terriblemente irreconciliables. Este clima de tensión entre trabajadores explotados por la venta de su mano de obra y los burgueses dueños de los medios de producción tiene como destino final la lucha entre estos (Pp. 10). Dice Lenin que la burguesía creó el Estado como arma para subyugar las clases oprimidas. Además, que para mantener el poder público, someten a los ciudadanos al pago impuestos, justificados por gastos del gobierno, los cuales son adquiridos mediante deuda. (Pp. 12). Este particular nos muestra que desde hace más de cien años se  ha utilizado las mismas estrategias por parte de la burguesía para utilizar el Estado como fuente de producción de dinero. De esta forma, la burguesía, crea leyes que proveen el aparato legal para su impunidad, todo esto respaldado desde una posición de privilegio. Añade Lenin citando a Engels, que la república democrática es utilizada por el poder de los burgueses para la producción de capital seguro mediante dos conceptos muy conocidos en nuestros tiempos; la corrupción y la alianza con los bancos (Pp. 13). Lenin asegura que la república democrática, es la mejor envoltura que ha creado la burguesía para esconder su ganancia y que no importa el cambio de gobierno o partido en administración, el andamiaje seguirá favoreciendo ese poder económico (Pp.14). Ese particular se refleja claramente en Puerto Rico con el intercambio entre el PPD y PNP.

La tradición marxista expone el fin del Estado como la forma de acabar con lo antes expuesto, de esta forma Lenin cita a Engels para marcar el tránsito a seguir en busca de acabar con la explotación. Dice que el primer paso es la toma del Estado, seguido por la conversión de los medios de producción en propiedad de este. De esta forma destruye la diferencia de clases equiparando la desigualdad entre estas. En palabras de Lenin, “El gobierno sobre las personas es sustituido por la administración de las cosas y por la dirección de los procesos de producción” (Pp16). Si bien es cierto que Lenin llama a la destrucción del Estado como lo conocemos, también pone presión en aquellos que desean un cambio, a que sean educadores y fomenten el sueño de la creación de la nueva sociedad (Pp26). Más allá de la educación, Lenin insta a los revolucionarios a tomar el poder político. Nos dice Lenin: “nos llevan a la conclusión necesaria de que el proletariado no puede derrocar a la burguesía si no empieza por conquistar el poder político, si no logra la dominación política, si no transforma el Estado en el proletariado organizado como clase dominante…” (Pp. 28).

Una vez el poder político esté en manos de los trabajadores, es indispensable romper con los “puestecitos relativamente cómodos, tranquilos y honorables que colocan a sus poseedores por encima del pueblo” (Pp.30). Lenin dedica a explicar qué hacer con el Estado, una vez construido el poder político de los trabajadores. Para eso, propone la construcción de “las comunas” que no es otra cosa que unidades de gobiernos comunitarios. Estas estarán formadas por consejeros municipales elegidos por voto, los cuales serán responsables de representar y cabildear por las necesidad de los trabajadores en dichas unidades. Estos representantes no tendrán privilegios, ya que sus sueldos estarán cónsonos con los sueldos de cualquier trabajador. Esta política será importante para no crear desigualdad entre los representantes y los representados. Además, no habrá deseo de personas que buscan puestos para la vida fácil.  Añade que los funcionarios judiciales, serán electos democráticamente, cosa que ayudará a romper con los privilegios que han permeado en la rama judicial, haciendo de esta una exclusiva y alejada del pueblo (Pp.42). Identifica Lenin, que estas políticas ayudaran a eliminar la desigualdad, cosa que nos acercará más al fin del capitalismo como forma de explotación económica.

Otro de los espacios que desaparecen de la propuesta de Lenin, sería el parlamento. Este no será útil, ya que las comunas proveen las herramientas de ser rama ejecutiva y rama legislativa (Pp. 47).  La virtud de esta propuesta es que el representante de la comuna, no sería un mero hacedor de leyes, por el contrario sería el encargado de ejecutar las propuestas (Pp. 48). La posición de Lenin es que muchas de las tareas necesarias para la calidad de vida en las comunidades (comunas), está enmarcada en tareas sencillas que pueden ejecutarse por personas con sueldos de trabajadores y que eso liberaría la necesidad de tener asesores y puestos de confianza que al final del camino solo burocratizan el Estado, gastan recursos y fomentan los privilegios de los que piensan y no ejecutan. Todo esto es importante, pero para que se pueda asegurar la viabilidad del cambio es fundamental equiparar los sueldos de los trabajadores técnicos, con los sueldos de los obreros.

Lenin pasa revista de temas a los que les adjudica un sentido de  importancia. Uno de estos es la vivienda. Para Lenin el Estado debe proveer vivienda gratuita a los trabajadores. Lenin reconoce el avance del capitalismo en la construcción y desarrollo de las infraestructuras en las ciudades. Esa infraestructura provee los espacios necesarios para cubrir la demanda de viviendas de los trabajadores. El problema bajo el sistema actual es que dicha infraestructura está en pocas manos, cosa que la resolvería la expropiación y distribución de las mismas (Pp. 60). Añade más adelante que una vez la producción esté en manos de los obreros habrá una parte de la ganancia que debe ser dirigida a un fondo de reserva para asegurar escuelas, hospitales y servicios a la población de edad avanzada (Pp93).

Para cumplir con esta y otras demandas, Lenin señala la existencia temporal de un Estado que sea el custodio de los nuevos activos. Este Estado temporal, Lenin lo enfatiza como espacio de transición. Lenin habla de este particular, en contestación al debate con los anarquistas, quienes se autoproclamaban antisistema. La importancia que Lenin le adjudicaba a la transición se debía a la conciencia que existía en relación a la poca educación que contaban los trabajadores. Este particular hay que tomarlo en cuenta, ya que la educación técnica ha estado en manos de los burgueses, cosa que debe verse como un proceso y la cual conllevará algún tiempo. Enfatiza Lenin que el proceso de transición es la autoridad pasada de bando, la autoridad en manos de los trabajadores, autoridad que hará que las tareas públicas dejen atrás su carácter político y pasen a ser meras tareas administrativas empleadas por los trabajadores. Para lograr estos avances, Lenin enfatiza en el primer paso, la toma del poder. Sin la toma del poder, la democracia burguesa seguirá funcionando al servicio de su clase, cosa que no ayudará en nada el adelanto del cambio social. Lenin especifica que la democracia burguesa se manifiesta en la inequidad del hombre con la mujer, en la exclusión del sufragio para unos pocos, en las exclusiones de los trabajadores de la opinión pública, en la falta de acceso a la prensa y otras que conocemos al día hoy. Además señala la democracia burguesa como una herramienta donde se convoca al pueblo para escoger los representantes que más tarde han de aplastarlos. En palabras de Lenin: “en la sociedad capitalista tenemos una democracia amputada, mezquina, falsa, una democracia solamente para los ricos…”. A esto Lenin hace un llamado a no emular el discurso de la burguesía al pedir igualdad. La igualdad no podrá ser hasta que primero no haya equidad. Es que la carrera bajo el capitalismo no comenzó en, cosa que provocó la misma línea de salida, provoca y provocará ventajas que mantendrán los privilegios de unos pocos. En palabras del propio Lenin; “el derecho tendría que ser no igual, sino desigual…”. (Pp. 95).

Como señalamos antes, la estructura y el derecho están al servicio de unos pocos, esto hace que en una transición del capitalismo al socialismo se invierta la lógica del derecho. Bajo el derecho burgués se reconoce la propiedad privada sobre los medios de producción, a lo que en el proceso de transición cambiará a convertirse en propiedad común. A lo anterior se conocen críticas las cuales Lenin contesta con facilidad. Este enfatiza que en el socialismo habrá regulaciones del trabajo y de la distribución de los productos. Es claro al decir que en socialismo el que no trabaja, no come. Aclara que la fase de transición socialista queda inconclusa al no ponderar el trato a los trabajadores que no tienen las mismas herramientas físicas, emocionales o de salud para la producción, que en ese sentido el comunismo es una fase superior. Para eso la etapa transitoria destinará energías a la educación del rol del trabajo  no como un medio de vida, sino como una necesidad de vida. Añade que el derrocamiento final del derecho burgués solo será posible al momento que las fuerzas productivas colectivas crezcan de tal manera que se pueda aplicar la lógica “de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”. Cierra este pensamiento haciendo claro que no es predecible el tiempo que tardará este trabajo, a lo que podríamos añadir las dificultades que pondrán los que aspiran a mantener el derecho burgués, quienes bajo ninguna circunstancia cederán fácilmente sus privilegios. Esto lo podemos ver en Venezuela, donde los capitalistas mantienen todos sus recursos destinados a derrocar el adelanto de los trabajadores.

El escrito de Lenin debe llevarnos a reflexionar sobre qué hacer para cambiar la situación actual en Puerto Rico. Por mucho tiempo la izquierda y la clase trabajadora vienen sufriendo los ataques de los gobiernos del PNP y PPD, quienes a todas luces responden a los dueños del capital. Las deformas a las leyes laborales, los cambios a los sistemas de retiros y la recién propuesta de reducción de jornada responde al único interés de engordar los bolsillos de los dueños del capital en contra de los mejores interés del pueblo. Mientras eso sucede, la izquierda y los trabajadores no marcan una ruta clara para lograr la primera fase propuesta por Lenin. La toma del poder no está en la agenda de una izquierda desorganizada, falta de recursos y la cual destina de sus energías a la reacción de todo tipo de política instaurada por el derecho burgués. En la medida en que nuestra agenda no esté la toma del poder político, seguiremos destinados ser aplastados por el derecho de los ricos. La situación no cambiará, los políticos y los millonarios nos han leído. Saben cómo actuaremos y ya definieron la forma de quebrar la resistencia. A pesar de esto, vemos luchas fuertes con mucha resistencia, cosa que nos deja ver que no todo está perdido. Es hora de aguantar la reacción y poner en agenda cual será la estrategia para la toma del poder. A mi juicio, no habrá organización que por sí sola pueda adelantar esa ruta. Esto merece cierta premura, porque de lo contrario las condiciones en términos de calidad de vida llegarán a un punto donde luchar será más compleja, ya que la situación del cómo salir de la pobreza marcará al prioridad de muchos.  (Publicado en 80grados)

[1] Lenin, Vladimir. I. El Estado y la Revolución. Ediciones Quinto Sol, S.A. México.