El Plebiscito de 1967: Contrastes 50 años después Imprimir
Escrito por Ángel Pérez Soler / MINH   
Lunes, 17 de Abril de 2017 09:32

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Para el 1967, el Partido Popular Democrático impulsó una consulta de estatus con el fin de acallar las voces de aquellos que insistían en la denuncia del proyecto colonial del Estado Libre Asociado. La condición colonial puertorriqueña quedaba retratada al momento en que un grupo de independentistas, lograron insertar en la Resolución 1514 de la Asamblea General de Naciones Unidas una oración que rezaba así: “y todos los demás territorios que no han logrado aún su independencia”.[1]

 

 

 

La Resolución 1514, fue una iniciativa de los pueblos africanos que acababan de llegar al concierto de naciones libres en la Organización de Naciones Unidas. Inicialmente, el texto aplicaría a solamente los territorios no autónomos incluidos en la lista del artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas. El ingenio de Géigel Polanco, Juan Mari Brás y Gilberto Concepción de Gracia lograron una nueva coyuntura en la lucha internacional, para Puerto Rico.

 

La batalla plebiscitaria estuvo matizada por unos sucesos políticos bien particulares. Hay que recordar la pugna en el Partido Popular Democrático entre Luís Muñoz Marín, Roberto Sánchez Vilella y Vanguardia Popular[2]. Por su parte, al interior del Partido Estadista Republicano, se desató una pugna entre dos de los máximos líderes estadistas. Miguel García Méndez, quien llevó la posición de no participar en el Plebiscito y Luis A. Ferré quien postulaba la participación. A pesar de la decisión de la Asamblea del PER, Ferré insistió en su posición, rompiendo líneas partidistas y se dio la tarea de crear un grupo que representaría la voz de la estadidad en el Plebiscito. Este grupo llamado Agrupación Estadistas Unidos, llevaría a la posterior desaparición del Partido Estadista Republicano, ya que luego de la consulta plebiscitaria, la agrupación se convirtiera en el Partido Nuevo Progresista[3]. Los estadistas en contra de la participación denunciaban que el Plebiscito era uno antidemocrático y que no estaba reconocido por el Gobierno de Estados Unidos[4].  En relación al independentismo, el Movimiento Pro Independencia anunció los diálogos entre los distintos sectores y agrupaciones, para combatir el Plebiscito. El MPI, había logrado sentar las bases del diálogo entre el Partido Nacionalista, Partido Independentista Puertorriqueño, Vanguardia Popular y otras agrupaciones para articular este trabajo.

 

A pesar que en el tema electoral había muchas diferencias, el movimiento independentista logró llegar acuerdos luego que la participación del Partido Independentista Puertorriqueño en la Comisión de Status creada por Muñoz Marín no tuviera éxito.  El MPI denunciaba que dicha comisión lo único que hacía era burocratizando el proceso de la discusión de estatus[5].

 

Mostrando la madurez necesaria, el PIP y el MPI debatirán sus posiciones políticas de manera abierta y sin censura. El MPI iniciará su campaña en contra del Plebiscito, denunciando el mismo desde sus editoriales en Claridad, hasta la lucha en la calle. Así lo podemos ver en el Editorial de la edición treinta y ocho del Periódico Claridad donde dicen:

 

“Estaremos en las Calles

 

El Gobernador colonial intenta seguir adelante con la farsa del plebiscito. El cabeza dura de Muñoz Marín intenta todavía seguir engañando al pueblo con la cantaleta del estado libre asociado “fortalecido” vigorizado, vitaminado, etc. Intenta el gobernador continuar una situación colonial con el consentimiento democrático del pueblo y postular un plebiscito en contra de la voluntad del pueblo.

 

El atrevimiento del gobernador colonial llega al extremo de encajonar la independencia con otras fórmulas coloniales, tratando de escamotearle al pueblo su derecho a la libre determinación y a la soberanía en un acto de ilegalidad colonial que va en contra de las disposiciones de la ONU y su resolución anti-colonial 1514 (XV) que postula la liquidación del coloniaje en todas sus formas.

 

La victoria obtenida por las fuerzas independentistas al desenmascarar la situación colonial de Puerto Rico. El hecho de que ahora Estados Unidos se vea forzado a una maniobra de tipo imperialista en la cual intenta, por medio de su gobierno colonial falsear la situación de Puerta Rico, es llevarnos a la anexión política, a base de lo postulado en el crecimiento colonial del Estado Libre Asociado.

 

Si los imperialistas intentan en su desesperación, en sufra caso forzar un plebiscito; si sus agentes coloniales siguiendo órdenes del State Department y de los inversionistas norteamericanos tratan de realizar un plebiscito en donde se encajone la independencia en contra de la voluntad general de todos los independentistas. Van a dar al traste con su maquiavélico propósito; porque no lo permitiremos, estaremos en las calles para combatirlo. En las calles con nuestra oposición militante y activa. En Las Calles para acabar con lo estabilidad política de la colonia. En Las Calles con el pueblo. Allí estaremos “En Pie de Lucha” Formulando Nuestra Protesta Estaremos en las Calles Combatiendo el Plebiscito.[6]

 

A su vez el Movimiento Pro Independencia enfilaba sus cañones no solo al tema del estatus, sino que señalaba al Partido Popular Democrático de insistir en el proyecto muerto del ELA.

 

Dentro de todas estas posibilidades, ya se vislumbra la desesperación del régimen. El último discurso por la televisión del gobernador colonial lo señala. Ahora, enredado en todo el malestar político, producto de la descomposición colonial, el payaso de la Fortaleza, con sus conocidas actitudes cantinflescas trataría de confundir la buena fe de nuestro pueblo. Sus armas serán las de siempre, la mentira, el engaño, la presión económica, la farsa política y la retórica hueca y barata.

 

Conociendo su trayectoria política, ya todos sabemos que el principio del fin ha comenzado. Triste derrotero el de un hombre que de patriota atrapado en sus traiciones y su cobardía, pasará a la historia como un payaso más al servicio del imperialismo[7].

 

El MPI, como parte de su campaña en contra del Plebiscito manejó el tema desde distintas ópticas y para todos los escenarios. En relación al efecto de este Plebiscito con los trabajadores, el MPI dedicó energía a educar mostrando que con el Plebiscito no resolvería el problema del desempleo, ni el asunto de las empresas con dueños absentistas, que en gran medida era el factor de las precarias condiciones de trabajo de los obreros puertorriqueños. A su vez, denunciaban que no habría logros algunos para los obreros puertorriqueños, con la unión permanente a Estados Unidos y que la única solución para iniciar un proceso de mejoras para la clase trabajadora era la independencia[8].

 

La campaña y los trabajos conducentes en contra del Plebiscito iniciaron, oficialmente, en diciembre de 1966. Para enero de 1967, el MPI denunciaba nuevamente que para el PPD y Muñoz Marín, no quedaba otra salida que imponer esta herramienta para legitimar los años de subordinación colonial. El grupo Independentista señalaba que el Plebiscito no solo se podía explicar como una imposición de Washington, sino que era importante señalar que el mismo serviría para justificar todas las ganancias que habían tenido las grandes empresas estadounidenses en Puerto Rico[9].

 

Uno de los debates que suscitaron mayor polémica dentro del asunto plebiscitario fue la unidad para la causa común. Algunos se preguntaban por qué el haber convocado a la unidad independentista, no incluía en el boicot al Plebiscito al Partido Estadista Republicano. Mari Brás, dejaba claro que la posición unitaria que defendía el MPI era una que incluía a los sectores independentistas y los sectores soberanistas dentro del PPD, que creían firmemente en la solución del problema colonial, lo que hacía imposible unir fuerza con un grupo que deseaba disolver la nacionalidad puertorriqueña dentro de la nación estadounidense[10].  Añadía Mari Brás: “Para poner en práctica nuestra política de unidad nacional, nos movimos en todos los frentes. Adoptamos la norma de la máxima flexibilidad táctica.”[11]

 

Afloró en el debate si aquellos Populares que estaban en contra del Plebiscito podían pertenecer a un frente unido. Es así que Mari Brás explica el asunto de la flexibilidad como táctica para cumplir con el objetivo propuesto. Añadía Mari Brás en otro escrito:

 

“Ninguno de nosotros ha renunciado a uno u otro principio, ideologías o caminos estratégicos y tácticos que sustentan. Antes del 15 de mayo, existían discrepancias de diversas índoles entre cuatro organizaciones a las que pertenecemos la mayor parte de los convocantes a la concentración. Esas discrepancias siguen existiendo.”[12]

 

Inclusive, decía que la unidad para este asunto particular no era una acción que llevara a la desaparición de las distintas organizaciones, sino que hubiera un ambiente de diálogo y trabajo en conjunto para lograr objetivos comunes[13].

 

Este escenario no dicta nada distinto al actual. Con la carta enviada desde la oficina del Departamento de Justicia Federal, el Junte de organizaciones que demanda la soberanía tendrá que cerrar filas en la denuncia del carácter colonial de la consulta a celebrarse 50 años después. La participación en el Plebiscito de las distintas organizaciones (independentistas y soberanistas), se dio bajo el reconocimiento que el evento no era vinculante y que el mismo no resolvería el problema de estatus. Mas sin embargo, el que en el mismo no apareciera la fórmula colonial del estado libre asociado, proponían un cambio de paradigma en el debate interno. Por su parte, un acuerdo fundamental en el diálogo fue, que de intervenir el Departamento de Justicia Federal e incluir el ELA como opción, las distintas organizaciones condenarían no la acción y no participarían del proceso. Es que la inclusión del ELA no sólo es contraria al genuino interés de adelantar la descolonización de Puerto Rico, sino que da otro duro golpe al proceso democrático de nuestro país al desconocer la votación mayoritaria en el 2012, la cual condena el estatus actual.

 

Si algo nos enseña este proceso es que 50 años después, la mayoría del liderato de PPD no se ha movido un pie adelante y que el único interés es seguir beneficiando sus bolsillos de la tragedia que representa el colonialismo. Añade al monto de enseñanzas que el imperio apuesta al colonialismo como única respuesta al tema de Puerto Rico.

 


[1] Reverón Collazo, Wilma. Puerto Rico en la Agenda Internacional. En Revista de Servicio Social. Volumen 1 – 2010. Una Publicación del Colegio de Trabajadores Sociales de Puerto Rico. Pág. 51.

[2] Capítulo V. 1967: Decisiones-sentimientos-intrigas. En Domenech Abreu, Ligia. ¡Que el Pueblo Decida! La Gobernación de Roberto Sánchez Vilella. Págs. 255 – 330.

[3] Bothewll, Reece B. Orígenes y Desarrollo de los Partidos Políticos de Puerto Rico. Págs. 208 – 210.

[4] Cruz Hernández, Eduardo Luís. El Plebiscito de 1967. Págs. 102 – 103.

[5] Comisión de Status. ¿Qué estera Concepción para Irse? En Periódico Claridad. Edición Número 55. Año Número 5. Segunda Quincena de Agosto de 1964. Pág. 3.

[6] Editorial. Estaremos en las Calles. En Periódico Claridad. Edición Número 38. Año Número 4. Septiembre de 1962. Pág. 4.

[7] Editorial. Tras La Farsa, El Ridículo. En Periódico Claridad. Edición Número 39. Año Número 4. Diciembre de 1962. Pág. 4.

[8] Alonso García, Amado. Nada Ganan Los Obreros Con El Falso Plebiscito.  En Periódico Claridad. Edición Número 38. Año Número 4. Septiembre de 1962. Págs. 1 y 7.

[9] Silén, Juan Ángel. ¿Por qué salen ahora con el Plebiscito? En Periódico Claridad. Edición Núm. 131.  Año 8.  Domingo, 29 de enero de 1967. Pág. 3.

[10] Mari Brás, Juan. Sobre la Acción Política Concertada. En Periódico Claridad. Edición Núm. 138.  Año 8.  Domingo, 19 de marzo de 1967. Pág. 3.

[11] Mari Brás, Juan. Hacia la Unidad Nacional. En Periódico Claridad. Edición Núm. 150.  Año 8.  Domingo, 11 de junio de 1967. Pág. 3.

[12] Mari Brás, Juan. Rescatar la Soberanía para el Pueblo. En Periódico Claridad. Edición Núm. 151.  Año 8.  Domingo, 18 de junio de 1967. Págs. 3 y 6.

[13] Ibid. Pág. 6.